Historia de VIHDA 1: Darianny

DARIANNY es mujer, madre. Vive en una ciudad de la costa ecuatoriana. Conoce su diagnóstico de VIH desde hace 16 años. Su apoyo y fortaleza es su familia, junto a quienes hace frente al estigma y discriminación relacionada a su condición de salud. En su relato, Darianny nos comparte situaciones cotidianas que limitan su acceso al derecho a la salud.

Agradecemos a Darianny por compartirnos su historia. 

 

Tengo casi 16 años de conocer mi diagnóstico. Apenas me enteré recibí mi tratamiento. 

Yo me atiendo en el Hospital del IESS de Guayaquil en el Hospital Teodoro Maldonado Carbo. Yo tenía otra pareja y él falleció, ahí fue que me enteré que tenía VIH. Y hace nueve años me hice de compromiso con una pareja que también vive con VIH. Él trabaja en una hacienda, él me paga un seguro voluntario. A veces sí hay dificultades para asistir a las citas a Guayaquil, porque a veces nos atienden muy tarde, también por la delincuencia y por la pandemia.

En estos momentos no sé mis niveles de CD4 y carga viral.

Me sentí tan mal porque estaba internada en Quevedo como 15 días con anemia y cuando me fui a mi cita médica en Guayaquil me dijeron que no había medicamentos, que los medicamentos que estaban dando, si ellos me lo daban a mí, yo podía durar dos semanas o una semana y me podía morir. Me dieron una receta indicando que si yo tenía mis recursos los tenía que comprar. La medicación que yo tomo no había. No me podían dar otra por la anemia que yo tengo. La medicación que yo tomo es una sola toma en la noche, Viraday.

Como mi esposo no tiene anemia, a él si le dieron medicación que tome en la tarde, mañana y noche. Le cambiaron la medicación porque no había la otra. Nos cambiaron la medicación y no se sabe por qué lo hicieron, solo nos dijeron que no había y por eso le dieron esa medicación a mi esposo.

A mí me dijeron que me iban a llamar, ya van para 2 meses que no voy porque no hay mi tratamiento. Mi familia hizo un esfuerzo un mes para comprarme, pero ahorita ya no, ya no me han comprado. 

Un mes me ayudaron en el hospital con la medicación y no me ayudaron más por lo que yo tengo el seguro. En el hospital del ministerio sí hay esa medicación.

Ahora, por la preocupación de que no hay medicamentos y que no he podido acudir a Guayaquil, se me está cayendo el cabello. Se me está reventando la piel en las piernas al ver que no hay medicamentos y tener que luchar tanto para que no haya nada. [Sollozos]

Situaciones de discriminación he visto muchas veces, cuando recién me enteré del diagnóstico. Pero, gracias a Dios, mi familia me apoya.

Cuando me enteré de mi diagnóstico me quería matar, porque cuando lo supe tenía una niña a la cual le daba el seno. Ahora, ya mi hija tiene 16 años y le he hecho los exámenes, los hago cada 3 años, y no le sale nada, porque cuando me enteré yo le quité el seno. 

He tenido dificultades para recibir el tratamiento y los exámenes de VIH. Antes me hacía ver en Babahoyo, debía ir de un lugar a otro para hacerme los exámenes. Pero después, como a veces no había medicamentos, pedí el pase a mi ciudad. Pero igual me mandaban a hacer allá [Babahoyo] los exámenes por un tiempo. Ya después nos tomaban las muestras aquí  y ellos se las llevaban, esto fue antes de mi seguro.

Y ahora como ya tengo el seguro tengo los inconvenientes y me va a tocar volver a mi ciudad. 

Tengo casi 5 años en el seguro. 

Conozco algo sobre derechos. Cuando había talleres asistía a Quevedo, todos los del grupo íbamos allá. 

Me falta más información acerca de los derechos.

A veces nuestros derechos los debemos hacer valer nosotros mismos, no somos menos que otras personas, tenemos el mismo valor que las demás personas. 

Nunca he puesto denuncias, pero han intentado discriminarme por lo que tengo, diciéndome: tú tienes tal cosa, tú tienes eso o lo otro. Y mi respuesta es sí, yo lo tengo. A veces los comentarios son absurdos, dicen que si tienen eso es porque uno se lo busca. Siempre me he hecho respetar, porque nosotros valemos lo mismo que los otros. Hubo muchas veces en las que me han querido humillar y eso sí no lo he permitido, mi familia tampoco ha dejado que me humillen. 

Hay que conocer más para que uno mismo pueda seguirse defendiendo de otras personas, porque hay muchas personas que nos humillan bastante. Nosotros debemos hacernos valer.